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Lectura #6
Viviendo con un extraño.
Autora: Maria Gabriela Morales R.
Nuestras ilusiones pueden ser peligrosas si no las entendemos a tiempo.
Eramos solo nosotros, en aquella casa tan hermosa en el campo. Nos habíamos conocido desde hace un par de meses, por fin logramos alcanzar nuestras metas. Me encantaba vivir con él, era mi mejor amigo, mi mano derecha, mi confidente.
Nuestra casa quedaba muy cerca de un pueblo rupestre muy parecido a los edificios de holanda, llenos de piedras, grietas que hacían un hermoso contraste, decoraciones de maderas que acompañaban los hermosos paisajes de montañas verdes que nos rodeaban. Su gente maravillosa, personas de gran corazón.
El clima era lo mejor, una frescura y unos días soleados que te llenaban de vida en cada amanecer.
Una mañana de otoño, baje a prepararle a mi esposo su café favorito, sabor a avellana que tanto le encantaba, junto con unos panqués de limón hechos en casa, pero algo no estaba bien.
Aquel día, me sente a tomar mi taza de café como de costumbre, cuando me doy cuenta que la habitacion estaba vacia, no encontraba a mi esposo por ningún lado, ¿donde podría haber ido, y cual seria la razón de su ausencia?
La puerta de la cocina hacia el jardín estaba entre abierta, había una suave brisa corriendo entre las hojas y el pasto del prado, pero seguía sin ver a mi querido esposo. Cuando una figura a lo lejos del campo se movía de manera muy extraña... acaso era él?
Trate de acercarme un poco para resolver aquel extraño misterio, pero al mismo tiempo no pretendía poner en riesgo mi vida. Caminé unos cuantos kilómetros hasta que pude ver con mas detalle lo que allí se encontraba. Era mi esposo, el hombre al que siempre admire desde el primer día que nos conocimos; se encontraba de rodillas con las manos llenas de sangre, desmembrando un animal que había entrado en nuestro territorio.
¡¡EL HORROR!!
¡Ese no es mi esposo! ¿QUIEN ES ESE HOMBRE INSENSIBLE Y ASESINO?
Mis piernas comenzaron a temblar. No sabia que hacer así que decidí tratar de alejarme poco a poco una vez mi cuerpo dejara de sentirse petrificado. Camine despacio de vuelta a la cabaña, cuando una de las hojas secas que se encontraban al rededor crujieron debajo de mis pies, sentí como su mirada se dirigió rápidamente hacia mi, pero no tenia idea de que hacer. ¿Debo preguntarle qué está pasando? ¿Me atacara si me descubre? Después de todo, ese no era mi dulce esposo, era alguien totalmente distinto.
Trate de no llamar su atención, pero, de pronto observé como comenzó a caminar lentamente hacia mi. Daba pasos lentos como si fuese un animal cazando entre los altos prados del campo.
De pronto unas aves salieron volando desde un árbol cercano, fue entonces cuando aproveche el momento para huir de aquella tétrica escena lo mas pronto y silencioso posible. Regrese a la casa, y mientras recuperaba el aliento, trate de pensar en todo lo que había pasado.
Sentí una presencia detrás en mi espalda, voltee y ALLI ESTABA ÉL, de pie mirándome fijamente.
- ¿Esta todo bien?-. Preguntó
- Si...-. Respondí tratando de mantener el control.
- Me preocupe que no te vi esta mañana como de costumbre-. Comenté
- Quise tomar un poco de aire fresco -.
El día pasó, y llego la noche, una de las noches mas oscuras que puedo recordar.
Decidí sentarme en el estar un rato a leer un libro, uno de mis favoritos de Paulo Coelho, y esa fue la ultima vez que recuerdo todo fue normal en mi vida. Escuche unos pasos caminando por el pasillo, la puerta del sótano comenzó a rechinar mientras la habrían.
Tome unos minutos para entender que podía ser, cuando decidí pararme, y revisar aquella sospechosa escena. Vi la puerta un poco abierta, me asomé pero no logre alcanzar ver nada. Escuche unos ruidos como si algo se moviera al final del lugar, trate de acercarme un poco mas, pero seguía sin alcanzar a ver bien el fondo. Cuando llegué al ultimo escalón, vi una silueta de pie en la oscuridad, era mi esposo totalmente inmóvil. No entendía su comportamiento, jamas lo había visto asi. Le pregunté si todo estaba bien pero no movía un músculo, cuando escuche que me decia unas palabras en tono muy bajo. Trate de acercarme a el lentamente para poder escucharlo, hasta encontrarme frente a él. Estaba susurrando algo, trate de entender lo que decía cuando logre escuchar, aquella frase me paralizó hasta los huesos.
- LO SIENTO -. Me susurro. - Ya no puedo continuar contigo, estoy muy enfermo, siento el deseo de matarte -
Mi corazón se detuvo, y en seguida sentí como una navaja cortaba mi garganta. Ese fue el fin, el fin de todo, de nuestro amor, de nuestra vida perfecta, de nuestra historia.
Analogía:
Vivimos en una época con prisa, con una imagen distorsionada de lo que es ser fiel a una relación, de tomarnos el tiempo para conocer realmente a esa persona que esta a nuestro lado. Dejamos que nuestros instintos sigan dominando sobre la razón, cuando es importante saber siempre con quien estas. Pasa con amistades, parejas e inclusive hijos. Debemos dedicarles todo el tiempo que sea necesario para conocer a esas personas antes que sea demasiado tarde y puedan destruirnos a nosotros mismos.
Recuerda, la paciencia es una virtud poderosa que todos necesitamos en nuestra vida.
¡Muchas gracias por leer mis escritos!
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